El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas en la que intervienen diferentes elementos celulares. El asma puede afectar a personas de cualquier edad. La incidencia de este padecimiento es más elevada en niños y en personas mayores de 15 años se presentan menos casos nuevos. Cabe señalar que en la infancia, el sexo masculino es el más afectado y en la edad adulta la relación se invierte.
El asma, como enfermedad multifactorial, resulta de la interacción de factores genéticos y ambientales, particulares en cada paciente, los cuales determinan la expresión clínica de la enfermedad. La gravedad del asma puede variar en el curso del tiempo, por lo que es recomendable valorar la evolución de los pacientes cada tres meses o según lo considere el médico tratante.
En la práctica clínica hay un grupo de pacientes en quienes no es posible controlar el asma, y aunque reciben dosis altas de los medicamentos recomendados por las guías clínicas de asma, continúan sin mejorar y tienen una afectación considerable en su calidad de vida.
Factores relacionados con el Asma de difícil control
Entre los factores más comunes relacionados con el ADC encontramos: existencia de otras enfermedades, desapego al tratamiento, alteraciones conductuales y psicológicas y la dificultad de acceso a los servicios médicos.
A) Enfermedades alérgicas
La presencia de otras enfermedades alérgicas y los antecedentes familiares atópicos son factores de riesgo para el desarrollo del asma. Se ha informado que cerca del 80% de los pacientes asmáticos es alérgico a aeroalergenos.
B) Adherencia terapéutica
La falta de observancia del tratamiento en cerca de 50% de los pacientes con asma es una de las principales causas del ADC. El desapego terapéutico es más común en las mujeres y se relaciona con un mayor número de hospitalizaciones y deterioro de la calidad de vida.
C) Factores psicosociales
La depresión, ansiedad, negación, lesiones autoinfligidas, inasistencia a las consultas programadas, egresos voluntarios del hospital, son factores psicosociales que se han vinculado con el asma no controlada.
Además cuanto más complejos son los problemas conductuales en los niños, mayor es la gravedad del asma debido a una mala adherencia terapéutica y mecanismos neuroinmunoendocrinos.
D) Obesidad
La obesidad y el asma tienen un nexo frecuente. El asma grave se presenta más en pacientes con sobrepeso y el índice de masa corporal tiene una correlación positiva con la gravedad del asma. La obesidad ejerce efectos mecánicos en la función pulmonar e induce un estado proinflamatorio sistémico que puede afectar las vías respiratorias y vincularse con otras comorbilidades que dificultan el control del asma.
E) Factores económicos y productividad
Los costos directos e indirectos de la atención del asma tienen un alto efecto socioeconómico. En una muestra de 2529 pacientes asmáticos se observó que en quienes cursaban con asma grave o difícil de tratar, el deterioro de la productividad y el ausentismo laboral y escolar fue casi el doble que en los casos de asma leve.
Diagnóstico de ADC en niños
El diagnóstico de ADC en un niño se establece cuando el asma esta fuera de control, aun con el tratamiento correcto recomendado para el nivel 4 d GINA. Los niños con ADC requieren más consultas, reciben tratamientos complejos y se hospitalizan con mayor frecuencia.
Tratamiento del ADC
Una vez descartados o atendidos otros factores adjuntos, el tratamiento del ADC se debe enfocar en reducir la inflamación y los síntomas de los pacientes, de acuerdo con su fenotipo. Por esta razón, los medicamentos con efecto antiinflamatorio y broncodilatador son la base del manejo farmacológico.
Diferentes opciones como el etanercept, Infliximab, Adalimumab, Golimumab, Ciclosporina A, Metotrexato, otras opciones son el mofetilo de micofenolato, anticuerpos anti IL-4, anticuerpos anti IL-5, anticuerpos anti IL-13, anticuerpos anti CD23, el Daclizumab, roflumilast, gammaglobulina intravenosa se han estudiado pero no se ha documentado sobre la eficacia completa en el tratamiento del asma.
El omalizumab está indicado en el tratamiento del asma alérgica persistente moderada y grave y ADC en niños y adultos, según las diferentes guías internacionales de asma. En todos los casos se recomienda como terapia agregada a la administración de los corticoesteroides inhalados + LABA y otros controladores. El omalizumab es el fármaco biológico para el tratamiento del asma mejor documentado en estudios de seguridad y eficacia tanto en niños, adolescentes y adultos. En general se ha observado que las reacciones adversas notificadas por el omalizumab y otros tratamientos para el asma son similares. Entre ellas podemos encontrar: anafilaxia, mareo, somnolencia, cefalea, tos, broncoconstricción, faringitis, náuseas, diarrea, dispepsia, urticaria, exantema, prurito, fotosensibilodad y dolor.