Es común confundir los síntomas del resfrío, la gripe y alergia, ya que comparten signos similares, como la congestión nasal, el dolor de garganta y la tos. Sin embargo, existen diferencias importantes entre estos padecimientos en cuanto a su duración, intensidad y origen.
El resfrío es una infección viral leve que afecta las vías respiratorias superiores. Provoca síntomas como congestión nasal, secreción acuosa y, en ocasiones, fiebre baja. Estos síntomas son moderados y desaparecen en aproximadamente una semana.
La gripe, por otro lado, es una infección viral más severa. Además de afectar las vías respiratorias, causa fiebre alta, dolor corporal y cansancio extremo. En algunos casos, puede provocar complicaciones como neumonía. Los síntomas de la gripe duran entre una y dos semanas y son más intensos que los del resfrío.
En el caso de las alergias, los síntomas surgen por una reacción del sistema inmunológico ante alérgenos como el polen o el polvo. Las personas con alergias suelen experimentar estornudos, picazón en la nariz, ojos llorosos y, en algunos casos, congestión nasal. A diferencia del resfrío o la gripe, las alergias no provocan fiebre ni dolor corporal.
Reflujo, Alergias y Microorganismos: Causas de Faringitis
La faringitis, o inflamación de la garganta, se asocia comúnmente con infecciones bacterianas o virales. Sin embargo, este padecimiento puede deberse a otros factores no relacionados con infecciones. Entre las causas más frecuentes se encuentran:
- Reflujo gastroesofágico: Este problema ocurre cuando los ácidos del estómago suben hacia el esófago. El ácido debilita los tejidos y provoca ardor, irritación en la garganta y tos. Aunque la faringitis se asocia comúnmente con infecciones respiratorias, también puede ser el resultado de problemas digestivos. El ácido estomacal irrita la mucosa, causando un dolor de garganta que muchas veces se confunde con una infección.
- Contaminación ambiental: La exposición a contaminantes en el aire, como el humo del tabaco o sustancias químicas, también puede causar inflamación en la garganta. Este tipo de faringitis es crónica en personas que viven en áreas con altos niveles de polución o que están expuestas frecuentemente a sustancias irritantes.
- Alergias: Las personas con alergias desarrollan faringitis debido a la irritación que los alérgenos provocan en las vías respiratorias. La inflamación en estos casos está relacionada con la congestión nasal y la respiración por la boca, que seca las mucosas y las irrita.
Relación entre Infecciones Respiratorias y Faringitis
La faringitis puede ser síntoma de infecciones respiratorias más serias, como la gripe o el resfriado. En estos casos, el dolor de garganta aparece junto a otros síntomas virales, como fiebre, congestión nasal y tos. Sin embargo, las infecciones bacterianas, como la faringitis estreptocócica, también son una causa común de inflamación en la garganta. Para tratar esta última, es necesario el uso de antibióticos para evitar complicaciones.
Cuando la faringitis es causada por infecciones virales, el tratamiento es sintomático. El paciente debe tomar líquidos, hacer reposo y usar analgésicos para aliviar el malestar. Sin embargo, si la faringitis es bacteriana, se requiere un tratamiento específico con antibióticos.
Recomendaciones para el Control de la Alergia
Las alergias son una causa frecuente de inflamación de la garganta, congestión nasal y otros síntomas respiratorios. El tratamiento más común para las alergias incluye el uso de antihistamínicos. Medicamentos como la loratadina o el hidrocloruro de difenhidramina ayudan a controlar los síntomas al reducir la respuesta del sistema inmunológico a los alérgenos.
Además del tratamiento médico, existen varias recomendaciones que pueden ayudar a prevenir y controlar las alergias. Estos consejos son especialmente útiles cuando se conocen los alérgenos que provocan los síntomas.
Alergia al polen
- Evita abrir las ventanas por la mañana: En las primeras horas del día, los niveles de polen son más altos. Por esta razón, es recomendable ventilar la casa por la tarde o noche.
- Tiende la ropa dentro de casa: Si se tiende la ropa en el exterior, el polen puede adherirse a las telas. Para evitar que esto suceda, lo mejor es tender la ropa dentro de la casa.
- Cepilla bien a las mascotas: Si tienes un perro que sale al exterior, es importante cepillarlo antes de que entre a la casa. El pelo de las mascotas puede acumular una gran cantidad de polen.
- Cámbiate de ropa al llegar a casa: Después de estar al aire libre, cámbiate de ropa para evitar que el polen que se haya adherido a la ropa se disperse dentro de la casa.
Alergia a los ácaros
- Ventila las habitaciones todos los días: Ventila entre 30 y 60 minutos al día, tanto en invierno como en verano. De esta manera, evitarás la acumulación de humedad, que favorece la proliferación de ácaros.
- Cambia las sábanas semanalmente: Lava la ropa de cama a 60 ºC para eliminar los ácaros y reducir su presencia en el dormitorio.
- Evita los radiadores eléctricos: Los radiadores eléctricos resecan el ambiente, lo que puede agravar los síntomas de la alergia. Es preferible utilizar calefacción central o estufas de bajo consumo.
- Usa somieres de láminas y edredones sintéticos: Estos materiales son menos propensos a acumular polvo y ácaros que los colchones o almohadas tradicionales.
- Limpia la casa regularmente: Usa un trapo húmedo para limpiar los muebles y pasa la aspiradora dos o tres veces por semana durante al menos 30 o 40 minutos. Así, eliminarás el polvo y los ácaros que se acumulan en los suelos y superficies.
- Mantén la temperatura y la humedad adecuadas: La temperatura de la habitación debe mantenerse entre 18 ºC y 19 ºC, y la humedad entre el 50 % y el 60 %. Los ácaros prosperan en ambientes cálidos y húmedos, por lo que es importante controlar estos factores.
Siguiendo estas recomendaciones y manteniendo un tratamiento adecuado, es posible controlar los síntomas de las alergias y prevenir complicaciones como la faringitis y otros problemas respiratorios.